viernes, 31 de mayo de 2013

Corazón de Tinta



“Porque la vida pasa en un momento y hay momentos que pudieron cambiarnos la vida. Porque siempre nos queda algo más que decir detrás de cada despedida...porque todos alguna vez hemos escrito una carta que nunca llegó a su destino... porque todos necesitamos de alguna forma reconciliarnos con nuestro pasado...”
 

Desde que la literatura existe, ha habido locos, si locos, con esa idea en la cabeza: consagrar su vida a escribir, le gustara o no a los demás. Sin embargo, jamás nos hemos barajado esa posibilidad como una salida profesional. Los grandes escritores, desde siempre, han sido personajes solitarios y bohemios, que escriben en cafeterías o bibliotecas y trabajan de lo que sea mientras esperan a que un generoso editor les publique; no jóvenes universitarios preparados específicamente para escribir y publicar…

Pero, ¿Qué es ser escritor?, ser alguien que escribe, que usa la palabra escrita para hacer visible las diversas dimensiones y niveles de la realidad. Al menos es lo que yo creo que es. Un escritor no quiere ser escritor, la sale, es algo que brota en él porque hay algo interior que le impulsa a escribir, quiera o no quiera. Siente la necesidad de plasmar en el papel todas las ideas y pensamientos que surgen de su mente, como si de un manantial se tratase.

Cuando escribes, dejar volar la imaginación y te sumerges en un mundo de sueños y fantasías, de ilusiones y anhelos, en un mundo donde te sientes bien, libre de las ataduras y los problemas de la vida, un mundo que construyes paso a paso. Es una sensación maravillosa, os lo recomiendo de veras.

Sin embargo tenemos que estar escuchando y leyendo tonterías del arte, bobadas literarias que reciben toda su fama y prestigio por el hecho de ser publicadas sus críticas, porque alguien que fabrica escritores impostores los da a conocer, porque para ser escritor hoy en día uno tiene que ser conocido, tienen venderse sus libros, y ya el colmo es que en la propaganda del libro se pone no sé cuantos ejemplares vendidos, aun cuando no se ha puesto a la venta, es realmente vergonzoso. Cuando solo basta un lector, un buen lector para hacer una obra grande.

Cuando tenia veinte años, hace ya siete, me pico el gusanillo de escribir y comencé la que a día de hoy, por fin la termine, es mi primera novela. Tengo otra por terminar pero a esa aun le quedan unos años, si es que la termino. Para mí, escribir es una auténtica aventura y la llevo a cabo porque necesito escribirla, porque necesito construir una realidad que nadie ve y quiero hacerla visible y puede que sea una tontería, pero es mí tontería. Es larga y muchos amigos me dicen que nadie la va a leer, que ¿para qué la escribo?, que haga un resumen, ¿Se puede resumir vivir?, ¿Podrías resumir tu vida en solo unas líneas? No, verdad. Por ello, aunque nadie la lea es un trozo de mi vida, tampoco nadie lee nuestros pensamientos y vivimos porque vivimos. Puede que nadie publique esa obra, esa una obra de años.

Pues bien, a pesar de todo cuando sea mayor, mas aun si cabe, quiero ser escritor, seguir escribiendo si es que dura esa llama de la palabra, para que la mente no sea un simple calidoscopio sino un eslabón más en la cadena (nunca terminada) de la escritura nunca terminada.

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